A pocos kilómetros de la ciudad de Catacaos existe un pueblo llamado Narihualá. Este pueblo, según relatos históricos y los retos encontrados, fue poblado por varias tribus. En tiempo en que los tallanes poblaron eta ciudad, vivían formando ayllus que se dedicaban al pastoreo y la agricultura. Al tener noticias de que los conquistadores se encontraban cerca el pueblo, se llenaron de espanto y se enterraron vivos con todas sus riquezas que poseían, a fin de que los españoles no se apoderaran de ellas.
En el pueblo existía un grandioso templo dedicado al culto del dios sol, adornado con objetos de gran valor. Entre estos objetos existía una campana de oro; al descubrirla, los españoles se llenaron de admiración, y aumentó más su codicia. Se arrojaron para capturar la campana, pero ella se desplomó, y cayó al suelo, hundiéndose; y no fue posible encontrarla a pesar de los esfuerzos de los españoles. Hoy este pueblo tiene pocos habitantes; y todavía existen paredes de casa antiguas. La iglesia está construida sobre una lomita de tierra, a la cual se ha denominado el alto Narihualá. Cuentan los pobladores que el primer día de viernes santo sale un indiecito que lleva en la mano derecha un candil encendido y en la izquierda una campana que al tocarla hace mucho ruido; y este día es el apropiado par hacer la búsqueda de objetos enterrados. Muchas veces han encontrado sepulcros rodeados de objetos de oro, plata y huacos que tienen dentro gran cantidad de perlas.
Está prohibido por el gobierno y las autoridades apoderarse de estas riquezas, aplicando serios castigos a los que desobedecen esta orden.
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